Para los que no le conocieron, fue un buen hombre, trabajador, sencillo, buen esposo, padre y con alma de artista. Trabajó desde los 16 años en el Banco Exterior de España, que después pasó a ser Argentaria y finalmente Banco Bilbao Vicaya Argentaria, donde se jubiló por enfermedad, que le ha tenido postrado en cama los últimos 5 meses de su vida.
Poco lo he tratado, pero en una visita que le hice a su domicilio para hablar de su patio Pascual o Pasaje Fernandez, al que tenía tal cariño que antes de ser demolido, con la ayuda de su incondicional esposa Maruchi, y tomando medidas del contorno de las casas, realizó a escala todas y cada una de las viviendas de este emblemático y desaparecido patio. El, es el único que ha tenido el privilegio de llevarse su patio a su nueva casa. Me lo mostró su señora y es una verdadera obra de arte, en sus más mínimos detalles. Además tenía infinidad de minuciosos trabajos realizados a mano, que dá cuenta del tipo de persona que era.
Pero dejando atrás sus dotes artisticas, lo poco que lo conocí, creo que empatizamos de inmediato. Lástima que el diploma que aún tengo preparado para él por su colaboración no haya podido apreciarlo en vida; su esposa se hará cargo de él, cuando la visite en mi siguiente viaje.
Hoy ella ha aiso portadora de tan fatal noticia, telefoneándome para anunciarme su fallecimiento, que sucedió el pasado día 30 de Noviembre.
Adios querido paisano, has dejado todo en orden acá en la tierra. Tu familia sabe que estas en un lugar privilegiado. Tus amigos no te olvidaremos y por mi parte, te dedicaré mi libro cuando esté listo. Descansa en Paz, José Lopez Arrabal.
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