martes, 30 de noviembre de 2010

NAVIDAD EN LOS PATIOS DE CEUTA AÑOS 30/40

Quiero evocar con este nostálgico relato, cómo eran las Navidades en estos humildes patios de mi tierra; Ceuta. Eran años duros, de muchas estrecheces y escasez de casi todo, no sólo allí, sino en el resto del país, pero en la época de Navidad todo cambiaba radicalmente y al menos durante algo más de un mes, la alegría, el olor a aguardiente, de dulces y la buena armonía, que era habitual, se duplicaba por estas entrañables fechas.

Las Navidades en Ceuta, eran completamente iguales a las del resto de país, pues las tradiciones, al menos las andaluzas, fueron traídas desde esta región española por la infinidad de emigrantes que llegaban de todos los puntos cardinales y de todas sus provincias; Málaga, Almería y Cádiz fueron las que más aportaron esta “mano de obra” que proveniente tanto desde El Valle de Abdalajis en Málaga como de Cartineja en Cádiz, por poner un ejemplo,y que llegaban masivamente atendiendo a la llamada de la falta de mano de obra, para entre otras cosas, la construcción del ferrocarril que se construía entre Ceuta y Marruecos. Por ello, las tradiciones navideñas eran las mismas que en cualquier pequeño pueblo andaluz.

Normalmente, al siguiente día de los Santos Difuntos, se empezaban los preparativos, así como los “ensayos” de villancicos que llegado el día, cantarían por otros patios vecinales o calles. Sin embargo, una figura entrañable y muy conocida, la madre de “El Madriles” del populoso patio Centenero, ya empezaba a celebrar la Navidad dos meses antes, cantando sus villancicos acompañada simplemente por su botella de anís y la cuchara.

Poco a poco, el ambiente navideño iba dejándose notar. Por aquel entonces, la sociedad de consumo no había hecho su aparición, El Corte Inglés no existía, sólo eran visibles los puestos callejeros de venta de productos navideños, especialmente la más conocida y tradicional zambomba, seguida de la pandereta. Cualquier cosa servía para hacer “música” y acompañar a los villancicos con instrumentos tales como la propia botella de anís, el almirez, las dos cucharas juntas y una tercera haciéndola sonar, cualquier cosa que pudiera hacer algún ruido, era propia para ser usada.

Los dulces eran normalmente hechos en la propia casa, rosquillos, borrachuelos, etc, solían guardarse en esas cajas de lata, del Cola-Cao o Galletas. O se compraban los tradicionales mantecados, polvorones y alfajores que eran manufacturados por alguna confitería local, donde la chavalería recogía maderas para el horno , a cambio de los recortes de bizcochos, o bien ayudando a envolver estos dulces para su venta.

Las compras solían hacerse por regla general en las pequeñas tiendas de comestibles, bien en la c asa de Vicente Sedano, dentro del propio patio, o en Casa Celedonio, en los aledaños, tiendas que al mismo tiempo eran pequeños bares donde se reunían los hombres para tomarse su vaso de vino al
mediodía. El papel de estraza no sólo valía para envolver los alimentos que se vendían a granel, también eran utilizados para anotar aquellas compras que se pagarían días más tarde, a modo de recordatorio: “Conchi la de Manolo, 10 pesetas y 2 reales. El “orejita” debe la compra del día: 15 pesetas y 3 reales”. Era costumbre y cosa natural fiar a la clientela, entre otras cosas porque siempre pagaban sus deudas.

Las casas abiertas sus puertas a todos los vecinos, la ayuda era el factor común de esta convivencia. El problema de un vecino, se convertía en problema de todo el patio. Si te faltaba algo de última hora, podías pedirlo prestado a tu vecina con total garantía. Se pasaban platos para probar de una casa a otra, en caso de enfermedad todos los vecinos estaba presto a ayudar en lo que fuera. Los niños no era un problema, pues estaban prácticamente todo el día en la calle, sin riesgo alguno, con sus amigos y vecinos, inventándose mil juegos divertidos de la manera más inocente, como deslizarse con un cartón por una rampa una y cien veces, fabricarse un aro o el patín provisto de cojinetes que en cuestas abajo, cogía gran velocidad, pero que sabían manejar con verdadera destreza.

El plato principal de la nochebuena, podría muy bien consistir en un buen caldo de gallina, bien caliente, con taquitos de jamón y pan frito con su correspondiente hierbabuena. Una ensalada rusa, bien surtida y pollo en salsa, ( o carne mechada, dependiendo de la economía familiar),además del picoteo de chorizo, salchichón, etc. El postre podría ser los cortadillos, roscos o polvorones con la consabida copita de anís o coñac.

Llegó la nochebuena, los estómagos llenos más de la cuenta,empezaba la fiesta, el ir de casa en casa cantando los villancicos, echándose los mayores sus copitas de aguardiente o coñac de un tirón y entre copas y villancicos, hasta la madrugada.

JOSÉ JAVIER RIVERA

sábado, 27 de noviembre de 2010

EL NUMERO DE PATIOS VA "In crescento"

Pues sí amigos de los patios ceuties, como ya entró el tiempo de estar más en casa, pues se le hecha más horas a este hermoso trabajo. Hoy, no ha parado de llover en toda la noche ni lo que llevamos del día. A las 7,30 me senté ante mi PC, poniendo al día mi fichero de contactos. Desde entonces, sólo 1/2 hora para ir a comprar viandas o provisiones y otra 1/2 hora en almorzar. Ya las dorsales se resienten un poco. Habrá que hacer un alto y desansar un poco.

Algo que no deben olvidar, queridos amigos/colaboradores, es que toda persona que me haya facilitado el más mínimo detalle, información, envio de foto, etc. constará en el libro con su nombre, porque en realidad sois vosotros los autores, yo me estoy limitando a recopilar vuestras propias experiencias vividas en esos patios.

Lógicamente no puedo adelantar nada de mi trabajo exponiéndolo públicamente, pues ningún autor que se precie lo haría. Sólo os puedo decir que esto no se acaba; van apareciendo pequeños viejos patios (casi todos desaparecidos bajo el peso del hormigón), que también tienen su derecho de aparecer en la historia, pues normalmente todos conocemos los más comunes (y grandes) que existieron en nuestra ciudad.

Gracias a todos vosotros por la incondicional colaboración.

José Javier Rivera

jueves, 18 de noviembre de 2010

PIROPOS A CEUTA

A Ceuta le tengo que echar
piropos por lo bonita que es,
por lo limpia que está,
porque huele a flores
a jazmines y azahar.

Me voy por la Gran Vía,
subo la calle Real,
llego a la Plaza de los Reyes
y veo lo bonita que está.

Me voy por la Marina
empiezo a pasear
miro al Parque Mediterráneo
y me quedo embelezá.

Y es que a Ceuta le tengo
que echar piropos,
porque huele a flores
jazmines y azahar.


Por Rosi Casa, del Club Amigos Patios de Ceuta

jueves, 4 de noviembre de 2010

NUEVOS VIEJOS CABALLAS

Cada vez que me ocurre, vuelvo a experimentar la sensación de que el Destino, el Azar o como quiera llamarsele, está de mi parte.
Hoy he contactado con 3 viejos caballas, que a partir de ahora pasarán a engrosar la lista de "Amigos" pues tenemos algo en común que compartir: CEUTA.
Nada más y nada menos que la que ha sido dueña de patios, la he localizado hoy en mi lugar de residencia. Claro está, ademas de la Diosa Fortuna o Destino o Azar, está la persistencia por mi parte en encontrar "caballas" que puedan aportarme datos sobre los consabidos patios.
La sensación antes mencionada, se transforma en alegría que algún día tendré la dicha de compartir con todos aquellos que estan haciendo que mi proyecto se haga realidad, proyecto que será mi aportación a esas humildes familias (la mayoría) de los patios, en primer lugar y a la ciudad de Ceuta en general.
Mi agradecimiento a todos esos caballas.