He estado tan absorto este último mes dedicado a pasar todos los apuntes y datos recopilados, que he pasado por alto comentar mi viaje a Ceuta.
Mi buen amigo Antonio Breviatti, causante directo de este "tinglado" me esperaba para tomar café y tener la primera toma de contacto. Fue innumerable el número de personas amigos y conocidos que pasaron por nuestra pequeña mesa del Café Da Vinci, en la Calle Real. Servidor no paraba de tomar notas a duras penas, pues la gente estaba por la labor y comentaban sus vivencias en un cariñoso desorden que tenía que ordenar. Posteriormente, dimos una gran vuelta calle Canalejas arriba, visitamos antiguos restos de patios, hicimos un monton de fotos y francamente me ayudo mucho el situarme, pues todo era desconocido para mí.......y si voy a escribir sobre un tema, debo estar informado.
Al día siguiente, mas de lo mismo, tambien acompañado de otro amigo caballa: Alejo, padre de Maruchi como todos le conocen. Todas las personas vieron con buenos ojos la idea de rescatar a estos queridos patios del olvido. En más de una ocasión, vecinos de algún patio, ha leído lo referente al suyo propio y he apreciado como sonreía ( o reía) sobre hechos bien conocidos, acaecidos ya muchos años atrás. Este es el común denominador de que voy por buen camino.
Visita a la Biblioteca Pública, donde todo fue atenciones y amabilidad tanto por parte del personal, como del propio Director José A. Alarcon. Otra visita obligada al Archivo General, donde fuí cordialmente recibido y atendido por el cronista de la ciudad, José Luis Gomez Barceló, quien además de ayudarme en todo, me obsequió con varios ejemplares que me ayudaron en mi tarea de recopilación de datos.
Personas con las que había contactado telefonicamente con anterioridad, me fue imposible visitar por falta material de tiempo.
A todos ellos, mil gracias por esa entrañable acogida, actitud normal en los caballas.
José Javier Rivera
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