miércoles, 8 de junio de 2011

COLABORACION SEMANAL EL FARO 7/06/2011

PATIO DEL MOLINO

Calle Molino,6

Este patio estaba situado frente al antiguo depósito de cadáveres ( hoy diríamos Tanatorio) del Hospital de la Cruz Roja, con salida a Calle Canalejas, cerca del Patio Diamante. Situado en el centro de la ciudad, es uno de los últimos reductos de estos patios de abigarradas callejuelas. También se le conocía con el sobrenombre del “Montecillo”. Entre la Calle Real y Calle Molino, se han encontrado restos de una necrópolis islámica de los siglos XIII-XIV (Red Historia 4/1/09)

“El 26 de Mayo a las 9,00 horas deberán abandonar su hogar para dejar paso a las excavadoras. Allí el problema es que las casas son en propiedad. Se compraban pero no se hacían escrituras. Eran dueños de las casas pero no del terreno. Abselan, de 76 años, lleva en este patio viviendo desde hace casi 20 años” ( Diario Sur 19/1/10)

“Hace ya nueve años que declararon en ruina el edificio donde aún hoy viven, el num. 6 de Patio Molino, a costa de pagar millones de pesetas por “las llaves”. No somos okupas, somos caballas, de aquí, de toda la vida, gente de bien”. (El Faro 7/11/0)

“La ciudad explico ayer que la urgencia de desalojo de las siete familias vecina de patio Molino, que tienen un mes para abandonar sus casas, está motivado únicamente, por la “ruina inminente”, técnica, urbanística y económica y no por el interés de una promotora de construir en el solar. “(El Faro 13/5/09)

“Antonio Sánchez Rivas, (bombero) casado con Ana Vegas Pérez, tuvieron 4 hijos: Ana, Josefa, Antonio y Luis. Otros vecinos fueron: Adrian Gonzalez (que trabajaba en Arbitrios) e Isabel, quien tenía una pequeña huerta, con 2 hijos: Adrian (que entro en la Policia Nacional) y Paco. Pepa (la embarcá, apodos que se tomaban de la ocupación de los maridos) tuvo 3 hijos: Antoñita, Rogelio y Carmen, cuya casa daba a un callejón. María, que vendía cupones de los ciegos y su marido Felipe, latero. Isabel y su marido Juan (pintor). Fini y Paco. Y Maria y Pepe, pintor también. Otro vecino no menos apreciado era Sebastian, (o Esteban) de ocupación sepulturero.”

“En el número 17 de C./Canalejas, había otro patio (Patio Del Molino) había una herrería. Además de Antonio el bombero y su familia, vivía un tal Gabriel, que hacía y vendía caramelos, allí acudíamos junto a él a ayudarle, luego al atardecer, jugábamos a la lotería, con las bolitas que hoy se juega al bingo. Otro inquilino era Manuel Catarecha, su esposa Petra y sus hijos Mariano, Paquito, Afriquita y Rosa, que poseían la Joyería del mismo nombre “

El Patio del Molino estaba ubicado a mediación de las escaleras de la calle Molino, en el nº 6, frente al depósito de cadáveres del hospital de la Cruz Roja. Tenía forma rectangular. Había dos entradas, la de la calle Molino y otra por la calle Canalejas, nº 1

Entrando por la calle Molino nº 6 había un callejón en el que vivían tres familias. Según se entraba estaba Adrián González (Arbitrios), su esposa Isabel y dos hijos, Adrián y Francisco; frente a su casa tenían un patio con patos y otros animales caseros. Luego vivían Pepa, viuda, su marido había estado embarcado, tenían tres hijos, Antonia, Rogelio y Carmen, esta casa se comunicaba además de al callejón al patio. A continuación vivían Corbella (Policía Armada), su esposa Pepita y sus dos hijos; en cuya casa con posterioridad vivieron Moronta, su esposa y dos hijas.

Ya entrando al patio de izquierda a derecha, junto a la casa de Pepa, vivían Felipe (latero) y su esposa María (vendedora de cupones de los ciegos).- Juan (trabajador del Parque de Artillería y posteriormente pintor) y su esposa Isabel Rosado, que tuvieron tres hijos, con ellos vivía el padre de Isabel Diego.- María López, cuyo marido estaba embarcado, y sus dos hijos Nieves y Paco, más tarde en esa casa vivieron Paco (trabajador del Parque de Artillería), Fina y su hijo Manolo.- Pepe (pintor), su esposa María Román (modista) y la madre de Pepe; en esta casa luego vivió Juan (sastre)- Antonio Breviatti (Policía Armada), su esposa Pepa y sus hijos Antonio, José Luis, Araceli y Juan Angel. María Prieto, viuda, (vendedora de cupones de la Cruz Roja) con su nieto Miguel.- María Rivas, viuda, a cuyo lado vivía su hijo Antonio Sánchez (bombero), su esposa Ana y sus hijos Ana, Josefa, Antonio y Luis; con posterioridad esta familia se trasladó a las casas de Juan e Isabel y a la de Pepa..- Gabriel (que hacía caramelos y pirulies en la puerta de su casa y luego los vendía, los niños le ayudaban a envolver los caramelos en papel de celofán), viudo, y sus hijos Isabel, Gabriel, Fabián y Mari. Con posterioridad en esta casa vivieron Paco, (vendedor de chucherías y tabaco en el muelle de pescadores), su esposa Antonia y sus nietos Miguel y Mari.- A continuación había un pasillo que comunicaba con un pequeño patio que daba a la calle Canalejas, en ese pasillo había una casa con un pequeñito patio en la que vivía Francisca, soltera, con posterioridad vivieron en esa casa el hermano de Francisca, Pepe López (pintor), sus esposa María y sus hijos Loli, Angeles, José, Carmen y los mellizos, niño y niña; con posterioridad se fueron a vivir a la casa que fue de Manolo y Petra.- A su izquierda vivía Antonio Fernández (pescador), su esposa Amparo y sus hijos Jesús, Carmen, Josefa, Amparo, Manuel, Montserrat, Marta; Javier, Antoñito y David; en esa casa con anterioridad habían vivido María Aguilar, viuda, y sus hijos.- Pepe (albañil) , su esposa María Luisa y sus hijos Conchi, José Manuel, Paco, Carmen y la pequeña, en esa casa anteriormente vivieron María, viuda, (madre de Antonio Fernández), y sus hijos Manolo, Maruja, Antonio y Teresa- La familia de Pepe y María Luisa, con posterioridad se mudaron a la casa de Antonio Breviatti.

Pasando el pasillo, por la puerta de la casa de Francisca había un patio que daba a la calle Canalejas, vivían tres familiar y había una herrería.- Estas familias eran, según se entraba por esta calle y por la izquierda, Manuel Catarecha (empleado de la empresa de Aguas), su esposa Petra y sus hijos María África, Mariano, Francisco y Rosa María. Ramona, su esposo y su hija Ángeles. En esta casa había un patio en el que cultivaban cidra con la que hacía dulces. Con posterioridad, vivió la familia de Manolo y Petra. Rosi, su esposo que era cartero y sus hijos Encarna, Manolo y Juan, más tarde, cuando se trasladaron de domicilio, tuvieron dos hijas más. A las vecinas se las solía llamar poniendo a continuación de su nombre la profesión del marido (Pepa la embarcá, María la latera, María la del pintor, Pepa la del policía, María la lotera, Anita la del bombero, etc.).

Por la parte de atrás del patio, subiendo por la calle Canalejas, estaba el patio Diamante. Subiendo la calle Molino, antes de llegar al patio del Molino, había un pequeño patio con varios vecinos.

Por detrás de las casas de Francisca, Antonio y Pepe, había un descampado en el que jugaban los niños. En dicho descampado había hierba y ortigas, que cuando nos rozaban las piernas, nos rascábamos como monos. Chupábamos la parte baja del tallo de las vinagretas. En ese descampado habían dos árboles frutales, uno de ellos de melocotones. En uno de ellos se ponían columpios para jugar, en este lugar los niños hacían cabañas con cartones para jugar; se jugaba a los indios y americanos, para disfrazarse de indios se cogían ramas de palmeras. Cogían las raíces secas de las cidras del patio de Ramona y fumaban como si fueran cigarros. Los niños, además de jugar en el patio y en el descampado, jugaban en el patio Diamante y en la calle Canalejas.

La mayoría de las casas eran de mampostería y habían dos o tres barracas. En el centro del patio estaban los cordeles para tender la ropa. Habían servicios y grifo comunitarios, aunque algunas viviendas tenían el servicio y el agua dentro de casa. En las puertas de las casas solía haber macetas con flores. Las vecinas solían baldear las puertas y alrededores de sus casas. Los niños jugaban a la pelota, a las chapas, a las bolas (canicas), al escondite, al pingo, etc. Las niñas jugaban a la comba, a la rueda, a cocinas, a las muñecas, a las cañas, etc. Se jugaba con soldados e indios hechos de goma; se leían tebeos que, una vez leídos, se cambiaban en el estanco de Cristóbal que estaba en la Plaza Azcárate, y en el puesto de una señora que había en el mercado de Azcárate. Algunos niños recogían madera para llevarla al obrador de la pastelería La Africana, a cambio recibían recortes de pasteles envueltos en papel de estraza. El día que un niño hacía su primera Comunión, invitaba en su casa a sus amigos a chocolate con galletas y pasteles.

Las tiendas más próximas en las que se solían comprar comestibles y otros, eran la de Ciriaco y la de las hermanas Pilar y Gregoria, ubicadas en la calle Canalejas. Los ultramarinos, al venderlos, se envolvían en papel de estraza; el vino, aceite, legumbres, etc., se vendían a granel. Algunos domingos, para almorzar, se compraba callos (llevando una cacerola para echarlos), vino y casera (gaseosa), en la bodega Verdú (Monovar) o en la bodega Pagán.

Las vecinas. después de comer, se sentaban a las puertas de sus casas a coser y a escuchar la radio. En las noches de verano, vecinos y vecinas se sentaban al aire libre en el patio, charlaban y contaban chistes. En las casas, y a veces en el patio, se jugaba a la lotería, y la mayoría de los número, tenían su mote. La vecindad era buena. Se ayudaban unos vecinos a otros. La playa a la que se solía ir era la del Sarchal. La mayoría de los niños y niñas iban al colegio Público Lope de Vega, en la plaza de Azcárate. El cine al que que solía ir con más frecuencia era al cine de verano “Terraza Cervantes”. Los jóvenes, juntos con sus amigos organizaban bailes en el patio. Los niños y niñas hacían cruces de mayo. En Semana Santa, el día de la Resurrección del Señor, los niños arrastraban por las calles, latas ensartadas en cuerdas. En Navidades las vecinas hacían roscos, pestiños, etc. y se cantaban villancicos, visitándose unos vecinos a otros. Para todos era una ilusión ir de excursión al monte Hacho el día de San Antonio; a las playas del puente Negrito o cuevas de Benzú, el 18 de julio o el día de Santiago (25 de julio). Al patio iban vendedores ambulantes de chumbos, madroños, leche, pasteles, etc.

Un patio como la mayoría de los patios......”muy particular”.


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