26 de Febrero 2012
A las 17,00 horas me presenté en la Residencia, sita en un lugar de la Costa del Sol, donde Doña Concha me esperaba tras su hora de merienda, como habíamos convenido. Esta señora, con sus 100 años, y muy cerca de cumplir los 101, elegantemente vestida como si fuera a salir a dar un paseo, me recibió acompañada de su andador que le ayuda es sus cortos desplazamientos, pienso que más por precaución que por necesidad. De aspecto dulce y señorial al mismo tiempo, le tendí mi mano y presentándome, la saludé cortésmente. Nos dirigimos en ascensor a una planta inferior, donde nos sentamos a charlar en un acogedor salón que por el momento permanecía solitario. Le llevé un pequeño portarretrato con la imagen de Nuestra Señora de África, que inmediatamente besó y me agradeció.
Desde un primer momento me inspiró serenidad al mismo tiempo que admiración, pues a sus años tiene una mente prodigiosa, recordando hechos, nombres y apellidos de personas y un sinfín de detalles remóntándose incluso al lugar donde nació, que fue en el Paseo de la Muralla mas conocido por Paseo de Las Palmeras, más o menos a la medicación de este. Recuerdos de donde posteriormente vivió, en el Callejón del Obispo, hoy calle Millan Astray. Su padre, maestro nacional de Vejer de la Frontera (Cádiz), su madre de la misma provincia; Jerez de la Frontera, ella primera hija del matrimonio, del que mas tarde llegarían otros tres hermanos. Estudió en su juventud enfermería, así como piano. Creo recordar que se casó a los 29 años con un navarro; Fermín Alonso Curiases, maestro y poeta, que aprendió árabe en su estancia en Marruecos. Tuvieron 5 hijos de los cuales sólo dos viven, Conchita y Fermín, ya que los otros fallecieron con pocos meses por enfermedades de la época, que hoy no tendrían la mayor gravedad. Tras la independencia del país vecino, volvieron a Ceuta, donde residieron hasta el fallecimiento de su esposa en el año 1997 que
trasladó su residencia a la península.
Recuerda que en su calle y muy cerca de la Marina, estaba la Aduana, así como una sinagoga y naturalmente la Vicaría y la residencia del Obispo que era la casa de los Dragones, donde estuvo el Casino Hispano-marroquí. Me confirma en enclave del antiguo colegio de la Inmaculada, al cual se accedía a través de una huerta, que cuidaban las propias monjas, con una pequeña casilla para los aperos de labranza a mano derecha.
La casa donde vivieron sus padres había sido ocupada anteriormente por una familia inglesa que eran masones y que al estallar la guerra mundial, llegaron unos barcos que se llevaron a todos los ingleses a Gibraltar. La familia ocupó esta amplia casa, de planta baja y piso superior, donde más tarde situaría su consulta su hijo Adulfo Sanchez. Buena conocedora de los alrededores, recuerda pero sin saber el motivo, que a la calle Pedro de Meneses, se la conocía por “Calle del Rojo”. Conoció el patio “Cerni” y el Patio “Cineluz”, zona conocida por “la plazoleta”. Se refirió igualmente al Bar “La Cordobesa” y que el que fuera el “Hotel Terminus”, con anterioridad fue una “Casa del Torno”, donde depositaban a los recién nacidos no deseados o imposibles de mantener.
Aún no habiendo conseguido información de algún patio, ha sido un gran placer hablar con esta caballa y disfrutar hablando de temas ceutíes, que para los que estamos ausente nos da vida. Le comenté que hay otra caballa viviendo en Torremolinos con 102 años y según mi secretario en Ceuta, me hizo saber días pasados otra señora de edad similar viviendo en Ceuta, lo que hace ya tres centenarias ceutíes.
Mi querida Conchita, ha sido un gran placer conocerla y le deseo que siga manteniéndose Vd. igual que ahora.
José Javier Rivera
Mi querido amigo: Para ella y para mí, su hija, ha sido un placer conocerte y te queremos dar las gracias como caballas que somos por la gran labor que estás haciendo por nuestra querida Ceuta.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Conchita Alonso Sánchez