domingo, 21 de agosto de 2011

PATIO RIVAS (*). Calle José Luis de la Torre

posteriormente Soberanía Nacional. Más tarde Falange Española y finalmente, calle Real, 44
Este patio era propiedad de Fernanda Hurtado de Mendoza; me es muy
familiar, pues estaba puerta con puerta con el nº 42 de esta calle, donde se encontraba la Gestoria de mi padre, la Plus Ultra. Además disponíamos de una vivienda que daba justo a este patio. Habíauna sola vecina, , viuda, llamada Doña Remedios, que al parecer tenía una hija muy guapa (que nunca conocí), llamada Remedios ( ¿ ) Cela ( Rori Orozco ). La ubicación de esta Gestoría, era un primer piso, pero más conocida era su enclave por el “Gordo de la Música” Don Luis Fernández de Castro,que vendía instrumentos musicales, de ahí el sobrenombre. Posteriormente la planta baja, pasó a ser una academia de mecanografía.En conversación con Angelita Gómez-Llano el 19/05/10,esta me cuenta que si bien no recuerda como se llamaba
este patio, que en realidad albergaba pocas familias, si recuerda haber ido frecuentemente a recoger a su amiga, que allí vivía, Angelita Torres, para juntas ir al Colegio de la Sagrada Familia. Cuenta que la madre de esta le daba de comer como si de una niña pequeña se tratase,
pues al parecer podría tener problemas alimenticios. Aldecirme esto, se me vino a la mente el recuerdo de escuchar con cierta frecuencia, llamarla a voces: ¡¡¡ Angelita....!!! (Hoy parece ser que Angelita vive en Huelva, casada con un militar y tiene 2 hijas.)
Comentando con mis hermanos y rememorando tiempos atrás, la mayor me hace saber que allí vivía una niña albina. El otro hermano, al hacerle partícipe de mis pesquisas, le vinoun “flash”, recordando que el padre de esta famosa Angelita, era de La Linea de la Concepción
(Cádiz), con una barriga prominente y siempre acompañado de un puro en la boca. Trabajaba de
chófer para “General Suplies”una empresa de aprovisionamiento de buques de José Lladó, que era ciego. Por otro lado, recuerda también que vivía un guarnicionero. (Agustín Rivera). Además vivió en este patio un dentista, según relata María Guerrú.
“Ricardo Rivas Fuentes, natural de Iznayoz (Granada), casado con Edelvina Manglano
Sotomayor, de Asturias, fueron mis bisabuelos que llegaron a este patio, después de casarse en la
Iglesia de Los Remedios. allá por el año 1.800. Mis abuelos: Francisco Rivas Manglano, militar y
Dolores Ramirez Garrido, matrona de profesión”.
“ Mis padres Ricardo Rivas Ramirez, guarnicionero, nacido en este patio, casado con
Carmen Arjona Sierra, natural de Puerto Real (Cádiz), que tuvieron cinco hijos;Francisco, Josefa,
Angeles (la rubia), Eduardo y Dolores. Eduardo, casado con Pilar Guerra Benitez, a su vez, tuvieron cuatro hijos; Eduardo, Yolanda, Patricia y Pilar. El primero nacido en este patio, las hembras en la calle Serrano Orive.”
“Vecinos: Pedro Torres (Perico) padre de Angelita (nombrados anteriormente). Pepe
Gabarrón, marinero del barco Capitán Parra, y su esposa Inés González, que trabajaba de
limpiadora en la Caja Nacional. Francisco Bianquetti, mecánico y su esposa Maruja González.”
Cuenta Eduardo, hombre de casi 63 años quien gusta de hablar de estos temas ceutíes, que su abuela Dolores Ramirez, fue denunciada injustamente, juzgada y sentenciada por
prácticas abortivas, siendo enviada a la prisión de Málaga. Nunca se supo nada más de ella, salvo
que falleció antes de 1.949 y desconocen causas y donde pudiera estar enterrada.
Nuevos contactos en esta ocasión con la Angelita nombrada anteriormente, a quien
conocía para distinguirse como “la morena” (la otra era la rubia). Su madre, Dolores Benitez
García, y su abuela, María Benitez García (puede que hubiera consanguinidad), cuando fue
preguntada por como se vivía en el patio, contestó que son los mejores recuerdo que guarda de su niñez y adolescencia. Fue amiga de su vecina Mari Carmen Olivares, vecina al mismo tiempo de la oficina-gestoria del nº 42. quienes solían pasear o jugar en el propio patio, muchas veces imitando como si ella era una locutora, profesión que le gustaba mucho en la época.
(*) El autor se ha permitido dar nombre a este patio, al haber hallado durante sus
investigaciones y de manera muy casual, a esta familia Rivas, que por cuatro generaciones,
han vivido en este pequeño patio.

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