sábado, 23 de octubre de 2010

QUÉ TRAJIN EN LA CALLE REAL

En aquella Ceuta donde yo nací
había una calle hermosa que arrancando del Revellín
llegaba hasta... ¿Serafín?
¡qué va! más, mucho más.
¿más? ¿hasta la Cruz Roja quizás?
más allá, pues pasada la Cruz colorá
aún seguía rumorosa,
corriendo con sus pies en polvorosa
esta calle Real
tan larga y tan comercial.

Mira, el orden lo voy a dejar porque si no,
de verdad que me voy a liar.
y porque éste va a ser mi deseo, el de ir nombrando cosas a voleo,
ahí os mando este muestreo
que va completamente en serio pero también de cachondeo.

Y aunque sea Trujillo
el edificio que yo nombre primero
igual podría haber empezado
pues...
nombrando antes al Campanero
o al Bar Casi o la Glacial.
o cafeterías y ultramarinos
como La Campana o el Vicentino
y también casa Chapela,
y cómo no, su competencia de veras,
que era Casa Marcelino.

Refrescantes heladerías,
como la Ibense, tan de bote en bote en verano,
al igual que Los Valencianos.

Y aunque mucho esmerarme quiero
de farmacias... recuerdo sólo unas poquitas
la de Arcos, Rallo, la de Romero,
y otra que me parecía muy bonita,
que era también óptica
y que se llamaba Zurita.

¿Oiga, tienen paloduz de palo?
¿Para fumarlos como si fueran puros?

Y al ver mi cara de asombro aquel señor tan amable
rectificó y me dijo en dos segundos

No, hijito, vete a la calle Velarde
que en la Farmacia Perales,
ese paloduz de palo
allí lo encuentras, seguro.

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